sábado, 13 de febrero de 2010

Agradecimiento, homenaje y autobombo

No quisiera comenzar esta entrada sin antes disculparme por el triste abandono que este blog ha sufrido, pero un sinfín de circunstancias me han obligado a permanecer apartado de él. Sin embargo, hoy no he podido sustraerme a mis necesidades cibernéticas —¡qué raro suena eso—, así que aquí estoy.

Lo siguiente, es a modo de agradecimiento, homenaje y autobombo —disculpadme lo del autobombo, pero necesito contarlo—, y quiero compartirlo con todos vosotros.

Hace escasas horas, el autor de “el alma impresa”, Sergio G. Ros, ha colgado en su fantástico blog una selección de escritores que ha denominado “Generación XXI”, y dado que es hombre de gran criterio, exquisito gusto literario y sumamente dotado para reconocer el talento allá donde lo viera, ha decidido, como no podía ser de otro modo, incluir a un servidor en dicha relación —Je,je, ya dije que era autobombo, así que ahora no os sorprendáis, ¡coñe! —.

Lo cierto es que su iniciativa, a pesar del buen rollete que hay entre blogueros, me sorprendió muchísimo —sobretodo que me hiciese partícipe de ella—, pero hoy, cuando vi mi nombre junto al de tantos amigos, me sentí realmente orgulloso. Sergio es un hombre desprendido, generoso y benévolo —al menos eso capto yo en sus intervenciones—, y el exquisito trato que siempre muestra con sus compañeros de red está adquiriendo proporciones colosales. Iniciativas como ésta ensalzan a quien las emprende, y yo no puedo más que enorgullecerme por formar parte de sus amigos de bitácora. Vaya por tanto, desde aquí, mi más agradecido recuerdo para él. Quizás algún día, así lo espero, esta relación se vea refrendada por un buen apretón de manos o un fuerte abrazo.

Mi más sincera enhorabuena, por supuesto, a mis compañeros de generación. Es un orgullo acompañaros.

Y ahora, sin solución de continuidad, el autobombo más inmodesto.

Hace un año, más o menos, que comencé con este blog, y a pesar de que es muy poco tiempo, lo que en aquel momento me parecía imposible comienza a hacerse realidad. Por aquel entonces, mis sueños literarios no eran más que eso: sueños o quimeras que llenaban mis noches, pero hace unos días —sí, tan solo unos días—, comenzaron a hacerse realidad.

Tras la publicación de mi relato “Trágica confesión” en el fanzine nº 2 de Horror Hispano, Darío Vilas, administrador de “Horror Hispano” y creador, junto con Senén Lozano y Anabel Areal, de la asociación literaria “Doble Hache”, me pidió que participase junto a otros cuatro compañeros en una iniciativa ciertamente curiosa: un libro disco; un pequeño libro de relatos que irá acompañado de un cd, donde figurarán las piezas musicales que unos amigos compositores han creado para nosotros. Se trata de algo ciertamente innovador; una comunión genial entre música y literatura que espero no deje indiferente a nadie, y en la que voy de la mano de una fantástica compositora, Ana Albajara, que ha escrito dos piezas realmente fabulosas. Saldrá a la venta a principios de verano, y espero que obtenga el éxito que los miembros de Doble Hache se merecen.

Quizás por la misma época, comenzó mi colaboración con “Brandlife”, una muy conocida revista de publicidad donde logré publicar un artículo sobre la campaña que Acciona había lanzado a los medios. Al cabo de un mes se me ofreció la posibilidad de colaborar con ellos; surge entonces “Desde mi sillón”, una columna mensual donde un espectador ignorante —o sea, yo—, escribe sobre ese extraño mundo de la publicidad.

En Febrero se publicó la primera columna; a principios de marzo sale a la venta el número donde se incluye la segunda, y la experiencia está resultando increíble. Comienzo a dar pasos en el mundillo y estoy que no lo creo, pero como no hay dos sin tres —o tres sin cuatro—, ahora viene la traca final.

A primeros de marzo, dentro de nada, saldrá a la venta mi primera novela, “Los crímenes de Avignon”, donde cuento la lucha que un servidor del Santo Oficio se ve obligado a mantener contra unos criminales ciertamente sádicos. Es otra iniciativa de Doble Hache —a esta gente ya no sé cómo agradecérselo—, y ya está casi todo hecho. Estoy terminando la corrección, la portada, obra de Quisco, es absolutamente brutal, y en breve, unos pocos días, la podré tener entre mis manos.

Así que creedme; los sueños, desde luego, se hacen realidad.